lunes, 22 de junio de 2009

El buen placer de un masaje

Hace tiempo descubrí el placer y la tranquilidad que proporciona un buen masaje.

El recibir un masaje de otro ser humano siempre es un acto de comunicación pues es una transmisión de energía codificada entre receptores y emisores, entre masajeado y masajeador.

Incluso si es un automasaje, además del bienestar evidente durante la operación, los efectos beneficiosos de diversa índole son percibidos y disfrutados más allá del momento puntual en el cual se lleva a cabo.

Hoy voy a hablar del masaje podal pues combiene resaltar el extraordinario bienestar físico que proporciona, ya que en la planta del pie también se encuentran representadas todas las partes del cuerpo.

Como cualquier otro masaje debe hacerse con un aceite que facilite la tarea de presionar, frotar, golpear, pellizcar y acariciar de manera cómoda, disminuyendo el rozamiento.

Para este masaje podal recomiendo usar un aceite base lo más neutro posible para disolver las esencias. Este aceite puede ser de jojoba, de almendra (no es tan neutro pues sí desprende un aroma que en ocasiones puede rivalizar con el resto de los aromas), de ajonjolí, de oliva…

A este aceite base se le añaden unas gotitas de los aceites esenciales que más se adecuen a nuestro gusto y necesidades. Recordemos que estos aromas concentrados no sólo penetran por la piel sino también por las fosas nasales por lo que debemos elegir esencias que nos sean agradables y benéficos.

En mi caso, una combinación que me encanta y me ha dado muy buenos resultados es la mezcla de eucalipto, limón, pino y romero.

Que te agrada el aceite esencial de clavo… pues agrégalo. Que el de canela estimula tus sentidos… pues date el gusto… lo principal es la acción de masajear: además de un deleite ipso facto es un bienestar que sentirás a posteriori.

Masajearte es una manera de comunicarte contigo mismo, de decirle a tu cuerpo que lo respetas y que deseas salud. Masajear a otro ser humano es un acto de bondad que puede llegar a ser terapéutico en muchos niveles si se hace con la dedicación necesaria.

¡Manos a la obra!

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